miércoles, 24 de septiembre de 2014


Que si somos el país de las mujeres bellas (con el patrón dictado por Cosmopolita), el
único país con mujeres en los billetes (mujer blancas de la burguesía criolla colonial), el
único país con una ley hacia la mujer arrechiiiisima (inserte el comentario que desee).
Uno de los países con la tasa más alta de embarazos adolescentes (Salen lxs abuelitxs a
decir que es culpa del reggaetón, de La Diosa Canales). El único país “en Revolución”
que piensa que la gente en las comunas no tiran, no se maman los genitales, no se
masturban, no ven porno y no pagan por sexo. El único país que al celebrar 203 años de
independencia” sigue (seguimos) colonizados por la moral cristiana, Gigi Zancheta,
Natalia streignard en Televen con topping del prime time de Venevisión.
La soberanía se queda en una Constitución que habla en lenguaje inclusivo. Una persona
trans aún no es reconocida como tal, transita entre el anonimato y la insignificancia. La
unión entre personas del mismo sexo es impensable en la Asamblea Nacional, una
izquierda” y derecha criolla que tienen algo en común: La pacatería. Los cuerpos de las
mujeres en Revolución son propiedad del Estado y por ende la interrupción voluntaria de
los embarazos. La propiedad de los cuerpos es un robo basado en la lógica capital más
perversa: cuerpos heterosexuales para la reproducción de mano de obra precaria y de
sujetos para la guerra. La heterosexualidad pierde sentido sin la lógica reproductiva. Este
es el orden de la necro-corpo-política a 203 años de “independencia”. ¡Susto lenguaje
académico! Está bien, usaré palabras del “pueblo”: El Estado a 203 años de
independencia sigue en la misma guevoná (perdonen el acento en guevoná, no puedo
renunciar a la colonización del lenguaje, la misma colonización que fundó el Estado
Burgués) Perdonen el acento en Burgués. 

A 203 años de “independencia” sigue el pudor por la desnudez así lo refleja y las cara de
espanto de quienes vieron a gente pelua, flaca, gorda, con estrías o no, con guevos
pequeños o no, rodando en bicicletas por Caracas. A 203 años sigue el Estado
preocupándose por vigilar la sexualidad(es). El Estado sigue empantanado en una doble
ficción. Acto 1: cojo-culo/chupo-tetas/cuca/guevo-aborto (si tengo rial obvio)/contrato-a-
putas-maricxs/me masturbo puertas adentro y bailo regaetón. Acto II puertas afuera: Me
horrorizo por todo lo anterior, coloco una kufiyya en mi cuello, compro una camisa del
Che, mantengo el puño arriba (no para hacer Fisting), la rodilla en tierra y las cadenas
burguesas de hace 203 años. ¡Que siga la ficción!
@erchos
Yosjuan Piña Narváez

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