Que
si somos el país de las mujeres bellas (con el patrón dictado por
Cosmopolita), el
único
país con mujeres en los billetes (mujer blancas de la burguesía
criolla colonial), el
único
país con una ley hacia la mujer arrechiiiisima (inserte el
comentario que desee).
Uno
de los países con la tasa más alta de embarazos adolescentes (Salen
lxs abuelitxs a
decir
que es culpa del reggaetón, de La Diosa Canales). El único país
“en Revolución”
que
piensa que la gente en las comunas no tiran, no se maman los
genitales, no se
masturban,
no ven porno y no pagan por sexo. El único país que al celebrar 203
años de
“independencia”
sigue (seguimos) colonizados por la moral cristiana, Gigi Zancheta,
Natalia
streignard en Televen con topping del prime time de Venevisión.
La
soberanía se queda en una Constitución que habla en lenguaje
inclusivo. Una persona
trans
aún no es reconocida como tal, transita entre el anonimato y la
insignificancia. La
unión
entre personas del mismo sexo es impensable en la Asamblea Nacional,
una
“izquierda”
y derecha criolla que tienen algo en común: La pacatería. Los
cuerpos de las
mujeres
en Revolución son propiedad del Estado y por ende la interrupción
voluntaria de
los
embarazos. La propiedad de los cuerpos es un robo basado en la lógica
capital más
perversa:
cuerpos heterosexuales para la reproducción de mano de obra precaria
y de
sujetos
para la guerra. La heterosexualidad pierde sentido sin la lógica
reproductiva. Este
es
el orden de la necro-corpo-política a 203 años de “independencia”.
¡Susto lenguaje
académico!
Está bien, usaré palabras del “pueblo”: El Estado a 203 años
de
independencia
sigue en la misma guevoná (perdonen el acento en guevoná, no puedo
renunciar
a la colonización del lenguaje, la misma colonización que fundó el
Estado
Burgués)
Perdonen el acento en Burgués.
A
203 años de “independencia” sigue el pudor por la desnudez así
lo refleja y las cara de
espanto
de quienes vieron a gente pelua, flaca, gorda, con estrías o no, con
guevos
pequeños
o no, rodando en bicicletas por Caracas. A 203 años sigue el Estado
preocupándose
por vigilar la sexualidad(es). El Estado sigue empantanado en una
doble
ficción.
Acto 1: cojo-culo/chupo-tetas/cuca/guevo-aborto (si tengo rial
obvio)/contrato-a-
putas-maricxs/me
masturbo puertas adentro y bailo regaetón. Acto II puertas afuera:
Me
horrorizo
por todo lo anterior, coloco una kufiyya en mi cuello, compro una
camisa del
Che,
mantengo el puño arriba (no para hacer Fisting), la rodilla en
tierra y las cadenas
burguesas
de hace 203 años. ¡Que siga la ficción!
@erchos
Yosjuan
Piña Narváez