Canciller venezolano dice que los de la oposicion son ricos maricones y fascistas
Hoy hace diez años bajamos los cerros en chorros incontenibles. No bajamos a saquear, no bajamos a voltear la mesa, aunque con todo derecho hubiéramos podido hacerlo, bajamos a reclamar el regreso de Hugo Chávez, bajamos a resistirnos en colectivo. Nos negamos a aceptar que nuestro barco fuera hundido por una caterva de empresarios, militarcitos y políticos fascistas. Bajaron los cerros, y también salió a las calles todo aquel que entendía lo que se estaba perdiendo: albañiles, secretarias, buseteros, lesbianas, motorizados, liceístas, malandros, tías, hijos, universitarios, asmáticas, raperos, homosexuales, indígenas, cantantes, ancianos, heterosexuales, negros, rockeras, mochos, ciclistas, amantes, transexuales, albinos, bodegueras, jeepceros, vagos y bisexuales. Mixtura espesa se agolpó frente a Miraflores y frente a Fuerte Tiuna, acá en Caracas; y en cada espacio dispuesto para el grito en todo el resto del país.
Ayer el canciller de la República, quien nos representa ante otras naciones, Nicolás Maduro, se dirigía a un gentío recordando lo que le habían hecho el 12 de abril de 2002 a la embajada de Cuba, y allí mismo frente a la misma embajada, repudió la acción que en aquel momento lideró Radonsky, un asalto que puso en riesgo la vida de mucha gente. Pero, de un momento a otro, exaltado (el canciller), refiriéndose a los golpistas y sus seguidores enajenados, los calificó de “sifrinitos” y “mariconsones”. Entonces, claro, lanzó bien lejos todo vestigio de un análisis político serio y al mismo tiempo ofendió a una parte del pueblo que apuesta todo al proceso revolucionario que lidera Chávez. Nos preguntamos entonces si realmente nuestro canciller y las personas que detrás de él le hacían coro, aplaudían y reían, piensan que esa es la forma de enfrentar y señalar los desmanes de una clase contra otra, ¿de veras creen que calificar al enemigo de mariconsón es un gesto de rebeldía o de arrojo? Pues desde una perspectiva más amplia vemos que semejante hecho es un error terrible que mucho daño hace a nuestra lucha. Días antes un joven chileno fue asesinado a golpes por ser homosexual, cuatro compatriotas suyos le quitaron la vida de manera espantosa porque no soportaron que asumiera su sexualidad con absoluta franqueza, lo asesinaron porque no respetan la diferencia. La discriminación es la práctica que identifica a los que se oponen a la igualdad, señor canciller, entendiendo que el respeto a la igualdad no es otra cosa que la celebración de la diversidad, sabernos muchos distintos que conforman un todo. Parte de los luchadores de nuestras filas son homosexuales, ¿usted no lo sabía?, y es que las preferencias sexuales, amigo, no determinan las convicciones políticas de cada quien. Le pedimos que no alimente al monstruo, tal vez lo haya hecho sin querer, tal vez esa carga de machismo que nos ha dominado a todos y a todas como sino de una cultura discriminadora lo haya alcanzado en ese momento, tal vez. Pero lo conminamos a la reflexión. Juzguemos al enemigo por asesino, por torturador, por discriminador, por fascista, pero jamás caigamos en la miseria de señalarlo por ejercer su derecho a la libertad.
Hoy hace diez años bajamos los cerros en chorros incontenibles. No bajamos a saquear, no bajamos a voltear la mesa, aunque con todo derecho hubiéramos podido hacerlo, bajamos a reclamar el regreso de Hugo Chávez, bajamos a resistirnos en colectivo. Nos negamos a aceptar que nuestro barco fuera hundido por una caterva de empresarios, militarcitos y políticos fascistas. Bajaron los cerros, y también salió a las calles todo aquel que entendía lo que se estaba perdiendo: albañiles, secretarias, buseteros, lesbianas, motorizados, liceístas, malandros, tías, hijos, universitarios, asmáticas, raperos, homosexuales, indígenas, cantantes, ancianos, heterosexuales, negros, rockeras, mochos, ciclistas, amantes, transexuales, albinos, bodegueras, jeepceros, vagos y bisexuales. Mixtura espesa se agolpó frente a Miraflores y frente a Fuerte Tiuna, acá en Caracas; y en cada espacio dispuesto para el grito en todo el resto del país.
Ayer el canciller de la República, quien nos representa ante otras naciones, Nicolás Maduro, se dirigía a un gentío recordando lo que le habían hecho el 12 de abril de 2002 a la embajada de Cuba, y allí mismo frente a la misma embajada, repudió la acción que en aquel momento lideró Radonsky, un asalto que puso en riesgo la vida de mucha gente. Pero, de un momento a otro, exaltado (el canciller), refiriéndose a los golpistas y sus seguidores enajenados, los calificó de “sifrinitos” y “mariconsones”. Entonces, claro, lanzó bien lejos todo vestigio de un análisis político serio y al mismo tiempo ofendió a una parte del pueblo que apuesta todo al proceso revolucionario que lidera Chávez. Nos preguntamos entonces si realmente nuestro canciller y las personas que detrás de él le hacían coro, aplaudían y reían, piensan que esa es la forma de enfrentar y señalar los desmanes de una clase contra otra, ¿de veras creen que calificar al enemigo de mariconsón es un gesto de rebeldía o de arrojo? Pues desde una perspectiva más amplia vemos que semejante hecho es un error terrible que mucho daño hace a nuestra lucha. Días antes un joven chileno fue asesinado a golpes por ser homosexual, cuatro compatriotas suyos le quitaron la vida de manera espantosa porque no soportaron que asumiera su sexualidad con absoluta franqueza, lo asesinaron porque no respetan la diferencia. La discriminación es la práctica que identifica a los que se oponen a la igualdad, señor canciller, entendiendo que el respeto a la igualdad no es otra cosa que la celebración de la diversidad, sabernos muchos distintos que conforman un todo. Parte de los luchadores de nuestras filas son homosexuales, ¿usted no lo sabía?, y es que las preferencias sexuales, amigo, no determinan las convicciones políticas de cada quien. Le pedimos que no alimente al monstruo, tal vez lo haya hecho sin querer, tal vez esa carga de machismo que nos ha dominado a todos y a todas como sino de una cultura discriminadora lo haya alcanzado en ese momento, tal vez. Pero lo conminamos a la reflexión. Juzguemos al enemigo por asesino, por torturador, por discriminador, por fascista, pero jamás caigamos en la miseria de señalarlo por ejercer su derecho a la libertad.
Sin VergÜenza
Colectivo de masculinidades en contra del machismo.
http://www.youtube.com/watch?v=mR7S54_0vhQ aquí el video camaras
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