La masculinidad tal como es entendida y practicada hegemónicamente en el mundo -por tanto, en Venezuela- es la construcción del hombre como ser dominante y violento. Ésta, en contra de lo que muchos podrían pensar, no forma parte de una decisión libremente escogida sino que como todo sistema de opresión se impone en el día a día. Del mismo modo la masculinidad no es una construcción mental, perteneciente al difuso, problemático y etéreo espacio de la conciencia, sino que en cambio pertenece al más profundo nivel material, el propio cuerpo.
Y es justamente esto lo que resulta fundamental y que muchas veces es ignorado o soslayado en las discusiones sobre la formación de la subjetividad masculina, sobre el machismo o el patriarcado. Es el cuerpo el que ejerce la violencia y el que pasa por un proceso de construcción para ejercerla, en fin, el cuerpo violento del hombre no nace, se hace.
El concierto del grupo urbano Calle 13, en la zona rental, fue una clara muestra de esto.
El concierto del grupo urbano Calle 13, en la zona rental, fue una clara muestra de esto.
Es evidente que los conciertos -sobre todo cuando son gratuitos y de grupos con pegada en los sectores más amplios de la población- suelen ser una verdadera fiesta de locos. Las personas, saltan, sudan, se chocan, se gritan. Todos los cuerpos interactúan pero lo hacen desde los sistemas y relaciones sociales que les dan forma y por tanto a partir de las opresiones, desigualdades, etc.
De tal manera no debe extrañarnos los procesos sociales que en el universo micro pueden vivirse en los conciertos y que refuerzas características de nuestra masculinidad -violenta y dominante-. Por ejemplo, los hombres más fuertes y grandes -o más valientes- guían las pequeñas procesiones de grupos que tratan de acercarse lo más posible al ídolo, lo cual supone que debe abrir espacio a empujones e insultos, fungiendo como figura protectora para el resto del grupo, la más de las veces integrados principalmente por mujeres, y que parece querer decir altaneramente “los de atrás vienen conmigo”. Y frente a esto, la masculinidad de otros hombres debe responder, por obligación: empujones de vuelta, codos arriba (lo que supone un gesto defensivo y facilita un buen golpe si hiciese falta), gritos respondiendo “¡No lo empujes que el pana no viene solo! ¡Cuidado y la tocas, marico! ¡Si tienes un peo conmigo me lo dices, mamagüebo!”, miradas ceñudas que se fijan larga y retadoramente en los ojos del otro. Existe toda una educación del cuerpo para que esto se produzca.
Esta educación es clara también en la relación de los cuerpos masculinos y femeninos (¿deberíamos decir masculinizados, feminizados?), los hombres avanzan con las mujeres cubiertas en un abrazo defensivo –codos de nuevo amenazadoramente altos-, las cubren con sus cuerpos, etc.
La relación a lo interior de los cuerpos masculinos tiene también sus códigos. Grupos de hombres musculosos y sin camisa son el signo de cierta actitud amenazante y control espacial, su virilidad difícilmente aceptará ser puesta a prueba, le dicen al resto (autoridades, pacos, otros hombres) ven y critícame.
Todo esto como pequeños ejemplos de nuestra condición masculina y de machos. Sistema que se reproduce infinitamente, incluso en los conciertos. Pero queda la pregunta al final ¿Existe la posibilidad de relacionarnos de otro modo? ¿La masculinidad podrás ser otra cosa que esta relación violenta entre cuerpos?
Todo esto como pequeños ejemplos de nuestra condición masculina y de machos. Sistema que se reproduce infinitamente, incluso en los conciertos. Pero queda la pregunta al final ¿Existe la posibilidad de relacionarnos de otro modo? ¿La masculinidad podrás ser otra cosa que esta relación violenta entre cuerpos?
“Conmigo vienen, vienen los de atrás (¡¡Duro!!)
Conmigo vienen, vienen los de atrás (¡¡Duro!!)
Si hay q peliar pues peleo con cuchillo
Pistola hasta con guantes de boxeo
y si salgo herido pues ni modo
para curar los golpes alcohol con yodo…
Caminando firme recto directo
sin arrodillarnos bien paraos erectos”…
Rebuscado al máximo y argumentos con pobre sustentación
ResponderEliminarCreo que te refieres a tu propio comentario, jejeee, acá en el texto tenemos un ejercicio arrechísimo de hacer la crítica al problema de la masculinidad y de refilón a Calle 13, la estética del hip hop y los estereotipos de lo caribeño, sin hacerlo explícito y confrontativo en el discurso... es eso mismo, sin reproducir lo que critica, sin actuar como ello, sin seguir la lógica de loa machos violentos.
ResponderEliminarre pensarse como hombres" cuesta... incomoda.... ya todo está dicho al parecer. Mikele ¿tus argumentos si tienen sustentaciòn? caben en un twitt XD...
ResponderEliminar"Sin lugar a dudas… el cuerpo masculino está disciplinado, amoldado y construido socialmente para que muestre dureza y en sí mismo violencia. René lo reproduce, y siempre hace gala de ello en cualquier concierto: se quita la camisa, y manotea cual rapero caribeño... (esteriotipado). Una rudeza que no se cuestiona aún cuando representaciones que en cualquier contexto mostraría grietas de esa masculinidad rígida, y me refiero a la letra de “fiesta de locos” que dice: “Calle 13 viene sin lubricación”…. Esto escenificado de la siguiente manera: la hermana (Peque) simula penetrarlo con el micrófono en mano… Si, ella a él. Esta representación la han hecho en diversas presentaciones. Es un acto transgresor para el “moldeamiento” del cuerpo masculino heteronormadamente rígido e impenetrable y más de alguien que rapea, se toca los “huevos” a cada rato. Y sin cuestionamiento… la euforia lo aplaude. ¿Si lo sacamos de contexto? Evidentemente es señalado y cuestionado. El cuerpo masculino está domesticado para que no tenga inflexiones… movimientos “ligeros”, “tocamientos” en esas zonas no permitidas… por el contrario debe ser rudo, e imponerse violentamente ante otrxs
A pesar d todo lo q dices he visto a mas un "papeao" caer por coñazo d un "flacuchento" (aunque no es la mayoria)
ResponderEliminarLa letra que citas no tiene nada que ver con un peo macho, si con un asunto grupal/colectivo de que "juntos somos mas", si con un peo de violencia y enfrentamiento que no tiene que ver con genero sino con representación de los pobres, que ahí se incluya el machismo es otra cosa. Darle una connotación centrogenero me parece absurdo y los argumentos que leo ni siquiera suspicacia me generan... y menos si viene de una experiencia personal de determinado momento además, porque si fuese que estuvo identificado antes no se justifica la asistencia al concierto a menos que se me diga que fue para hacer el ejercicio "científico"... cosa que no creo.
ResponderEliminarAdemás, es como evidente que René es un simbolo sexual para todos los géneros, y que obviamente esta explotando su cuerpo no como imagen de macho sino como forma de hacer llegar su mensaje a más personas. Hizo lo mismo de algún modo en los MTVs y las franelas que uso.
Por último y lo más chimbo, es la descripción de los lideres de los grupos "los hombres más fuertes y grandes -o más valientes- guían las pequeñas procesiones de grupos que tratan de acercarse lo más posible al ídolo, lo cual supone que debe abrir espacio a empujones e insultos, fungiendo como figura protectora para el resto del grupo, la más de las veces integrados principalmente por mujeres, y que parece querer decir altaneramente “los de atrás vienen conmigo”"... Vayan a ver la constextura física de los pranes de las carceles y después hablamos... Este artículo tiene una sobredosis de esterotipos televisivos bárbara
Saludos gentiles (porque si digo "saludos" solamente es muy de machos)
Mikele apenas si roza el tema central del texto -quizás no le quedó claro, seguramente por falta de claridad de mi parte- que se refiere a la construcción del cuerpo masculino como un cuerpo violento.
ResponderEliminarLa letra de la canción es apenas un ejemplo de cierta actitud y no claramente el tema central que no es en ningún momento la crítica de la letra de Calle 13 (más bien sería una excusa para reflexionar), sino la actitud (corporal) de los hombres en un concierto de un grupo que tiene como target más importante hombres jóvenes de sectores populares urbanos.
El punto de crítica más importante que plantea Mikele (que claramente no puede ser el de "la experiencia personal")de todos modos no queda claro. La relación de la contextura física de los únicos dos pranes que se conocen públicamente y la contextura de los hombres que lideran el movimiento en los conciertos es difusa. Quizás para ampliar el rango debí escribir "los hombres más fuertes y/o grandes y/o valientes" pero es verdaderamente un detalle menor. Yo no conozco la contextura de todos los pranes, no creo que haya investigaciones al respecto y no conozco el trabajo de Mikele en las cárceles al respecto, que estaría interesadísimo en ver, pero apostaría algo a que todos o la mayoría han pasado por un proceso de educación de su cuerpo que les permite imponerse como el hombre más fuerte, valiente y grande (en un sentido de actitud más que en medidas "científicas" de su cuerpo). ¿No será que al hacer esa comparación de Yoifre y Oriente como representantes de todos los pranes y hombres violentes estaremos demostrando una "sobredosis de estereotipos televisivos bárbara"?
Por último, la invalidación del texto por ser una experiencia personal y lo contradictorio de haber asistido. Como no estamos en el siglo xix no creo que haga falta pasar un instrumento estadístico de cuantos hombres actuaron violentamente, cómo actuaban y cuántos sufrieron la violencia para escribir un corto artículo de opinión. Que haya sido una experiencia personal obviamente no quita las posibilidades de que sirva para comprender una red de relaciones sociales, si así fuera que sería de la etnografía que no es sino la transmisión de una experiencia personal y donde quedaría la fenomenología (ambas influencias pero no construcciones posmodernas, si es que por alguna razón eso significa algo "malo"). Si interesan otros casos (ya que mi descripción personal no basta) creo que no sería difícil encontrar varios muertos por enfrentamientos entre hombres jóvenes en conciertos con características parecidas a las de Calle 13 ¿A qué se deberá?. Que sea contradictorio asistir al concierto por supuesto es lo más ridículo, uno pensaría que la gente se cansa de preguntar cosas al estilo "¿Por qué tienes iPod si eres socialista?" pero es evidente que no. Fui a Calle 13 porque me gusta, me gustan sus letras y me gusta saltar y etc. También porque activa parte de mi propia educación física masculina, yo también empujé gente, me le quedé mirando feo a otros hombres, protegí amigas con mi cuerpo, levanté los codos y solté un par de codazos. Todo esto me impide hacer un balance crítico y analítico y escribir una cuartilla al respecto: No. Por el contrario lo que me permite es describir una lógica y un tipo de relaciones de la que yo soy parte, a la que le doy vida (en contra mía a veces), a la que le doy cuerpo, porque yo también fui educado con el "no te dejes joder, si un compañerito te pega devuélvele el golpe, no te dejes joder" de mis padres desde el pre-escolar.
ResponderEliminarPero este ejercicio de crítica permite plantear la pregunta de nuevo. Entre nosotros, seguramente por nuestra educación de clase media y académica (y quizás la distancia, jaja), los conflictos que se gestan se resuelven sin necesidad de un acto más violento que un mal chiste irónico sobre saludos políticamente correctos. Pero en un concierto como el de calle 13 y en los barrios quizás, esta discusión podría significar que estemos "enculebraos" y que hasta que lo resolvamos y uno gane, nuestras masculinidades están puestas en cuestión, y la masculinidad se verifica en el cuerpo y en su ejercicio de imponerse por la violencia. He ahí lo criticado y ahora la pregunta ¿tendremos los hombres otro modo de educar nuestros cuerpos que no suponga imponernos de modo violento?
Sencillo, desde que se democratizó la pólvora y el plomo pasó a un segundo plano el cuerpo... Con lo cual tu teoría se cae
ResponderEliminarEs todo
Buena discusión... me encanta. Creo que la frase "conmigo vienen los de atrás solo era una expresión" usada para describir una situaciòn, no el centro del artículo.y si existe una "connotación centrogenero" es con respecto a la vivencia personal totalmente válida en el concierto y tienen que ver con la pugna de corporalidades rígidas que va mas allá del volumen de biceps o pectorales... tiene que ver con el moldeamiento del cuerpo, las posturas de rudeza que pueden ser asumidas o por un enclenque, o alguien encerrado en la vigorexia, por el Yoifre, o por Chino el cantante de reggaetòn. Es el cuerpo masculino configurado necesariamente para imponerse violentamente. Lo ves en un concierto, en el saludo de caballo que se da en la calle, en el metro donde procuras no "tocar al otro", al montarte en un moto taxi, que "debes" no abrazar al conductor, asì estès cagado. Es ese choque de puños al saludar y un abrazo distanciado. Es de esa dureza, y rigidez necesariamente violenta del territorio corporal de los hombres que habla el Guille. Miguel… la violencia va más allá de armas… y la pólvora. Tiene que ver con un montón de códigos que configura la masculinidad. Las armas no se disparan solas. Y las estadísticas te dicen que son más disparadas por hombres.
ResponderEliminarSe les quiere...
La frase es el título y se cita tres veces en un texto de 5 párrafos. "más allá del volumen de los biceps o pectorales" y también del género, cada vez las mujeres participan más en la violencia y no creo (para que se alegren) que eso signifique que el machismo este disminuyendo... con lo cual se evidencia que hay factores, dimensiones más allá de la discusión sobre el machismo que influyen en esta violencia, siendo entonces que la discusión no es generocentrica. Si no crees que la evolución de las armas está reconfigurando la violencia no tendría ningún sentido una comisión presidencial que está por ahí y participar en ella sería inútil... aunque por supuesto que la violencia va más allá del plomo y la pólvora.
ResponderEliminarPor último la honestidad del relato debió relatar a su vez desde donde se está escribiendo y no intentar generalizar un análisis particular de una vivencia no buscada. No está de más recomendar redactar en primera persona y no intentar ser una voz en off (coherencia metodológica)
Saludos de nuevo
1. Qué difícil es sacar el positivismo del corazón. Contar el número de veces que sale una frase en el texto no puede ser más que una demostración de que se ha abandonada una reflexión profunda de ellos por una simplísima y reduccionista visión que quiere pasar por elegante por saber sumar. Ejemplo, el artículo "la" y su plural "las" aparecen 7 veces en el texto, Mikele, sin embargo, créeme, no es el tema central de los tres párrafos que tan esmeradamente te diste la tarea de sumar.
ResponderEliminarLuego, yo fui al concierto a escuchar y saltar con Calle 13, tal como de hecho lo hice, en el medio me encontré con un espacio sumamente violento y con una dinámica en que la masculinidad (entendida como construcción del cuerpo del hombre como violento) era central. Siendo así ¿Dónde está la deshonestidad del relato? ¿Tenía que ir con una bata blanca y un diario de campo y tomar fotos para que el análisis tenga validez? ¿Las personas que simplemente son actores de una situación no pueden hacer análisis de ella? ¿Lo contaminan con su subjetividad? Dejemos de lado por un momento la exigencia ridícula de "coherencia metodológica" para un artículo de opinión con intenciones divulgativas, ¿Cuál es el cambio de que narre en primera persona o no, cuando en conciertos gratuitos con artistas de características parecidas a las de Calle 13 es común que se generen trifulcas entre hombres y que haya disparos y muertos entre hombres también? Existe un espacio intersubjetivo Mikele que evidencia que mi narración no es sólo una experiencia particular.
2. Sobre las armas en la dinámica de la violencia. Dos cosas sencillas y cortas (para que no haga falta contar). Primero, para utilizar un arma se requiere una cierta educación y disciplinamiento del cuerpo, es más que evidente en el caso de los policías y militares, y si hubiese investigaciones al respecto se encontrarían (reconfigurados) en personas que no pertenezcan a instituciones tan legales y claras. Y segundo, por supuesto que un arma incide en la dinámica de la violencia pero no es la violencia en sí misma, con esto quiero decir que sin cuerpo construido para la violencia el arma carece de sentido. Y en Latinoamérica eso supone reflexiones adicionales cuando uno se entera (datos de por medio para que no se diga que es una experiencia personal deshonesta) que el 60% de los homicidios son con armas de fuego y en cambio en Europa sólo el 20%, producto principalmente del uso de armas en conflictos interpersonales de hombres jóvenes contra hombres jóvenes. (http://www.undp.org.ar/docs/Libros_y_Publicaciones/Estado_democracia.pdf)
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ResponderEliminarEs que tanta excelente argumentación y contra-argumentación de tan muy bien dotados científicos sociales se puede resumir en el hecho de que la frase que origina el debate ("Rebuscado al máximo y argumentos con pobre sustentación" o luego "Con lo cual tu teoría se cae. Es todo") es un ejemplo excelente de lo que el artículo a lo profundo cuestiona, como decía antes: Una necesidad, a mi parecer, a estas alturas ridícula, de tener que demostrar supremacía de algún tipo. En este caso intelectual: "vaya, qué hombrezote soy, que cerebrote me siento por despacharte con un "twitt" un objetivamente respetable ejercicio de autoreflexión y crítica cultural de la masculinidad" o "chigüire, te jodí con dos palabras" de un artículo de opinión pa una militancia que recién empieza (es decir panita; CONTEXTO) y no de un tratado o una tesis postdoctoral del CIPOST... y además con reclamos cientificistas! de la Ciencia Seria, máxima demostración moderna de la superioridad masculina tan ridícula como los estereotipos en torno a la sensibilísima feminidad. Lo que yo me pregunto es ¿qué demonios gana uno como hombre despachando al otro y sus esfuerzos así de bandera sólo porque me tocaron algo interior que no estoy dispuesto a revisar? uno no gana nada chamo, sólo gana un saborcito a victoria que se te quita al terminar de teclear... ¿saben qué da satisfacción intelectual y viril? lograr un acuerdo o un convencimiento sin descalificaciones gratuitas (que no significa que no valgan en otros contexto que lo ameriten)... pero ¿cómo hacer si esa fue la reaccionaria reacción inicial a la lectura de un texto como este? Me dirá alguno que hago lo mismo en este momento pero no lo creo así. Cuando me enfrenté a un texto que me cuestionaba como sujeto masculino que estuvo ahí, que tripió dando coñazos en la olla, que golpeó, que miró feo, que se buceó a las jevitas, que por instantes idolatró a una figura masculina que en otros contextos da bastante risa, mi primer impulso no fue descalificar el discurso que me cuestionaba y exigía revisarme, sino buscar una manera de incorporarlo a mi manera de ser, para evolucionar ejerciendo autocrítica y sin dejar de tripearme críticamente Calle 13 como harían lo que Foucault llamó los "militantes tristes"... besos!
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